La pluralidad bien gestionada de los equipos humanos nos permite cubrir los matices de la organización y conseguir grupos cohesionados y resolutivos.
Rory Simpson, experto en “Business Education”, y Director de Universitas Telefónica, –la Universidad Corporativa del Grupo-, explica cómo afrontan los directivos, según nacionalidades, una respuesta como: “No estoy de acuerdo con tal o cual cosa”.
Los alemanes lo dirán tal cual: “No estoy de acuerdo”; Los ingleses: “Hmmm, que idea más interesante”; En Finlandia, un largo silencio; Los chinos: “Estoy de acuerdo…”; Y los españoles dicen algo así como: “Tengo que verlo”. Esto nos hace pensar en la necesidad de liderazgos constructivos, donde podamos hablar un mismo idioma.
Pasión, creatividad, iniciativa, diligencia y competencia son atributos que ha de tener un líder actual. Sin embargo, si encuestamos sobre qué es lo que hace felices a las personas, el trabajo estará situado al final de una larga lista de actividades. Para revertir esta realidad trabajamos en modelos basados en las cuatro inteligencias para alcanzar el liderazgo efectivo. Por ello, he pensado que este Post puede contribuir a seguir sumando.
La inteligencia intelectual es la más conocida de estas cuatro inteligencias: Basada en la lógica; En la gestión de datos y procesos; En la fijación de metas; Y teniendo la formación como un proceso continuado.
La inteligencia emocional -la más profunda-, se asienta en la motivación, la cultura, las tradiciones, las creencias, los prejuicios y los miedos. Nos muestra que el entusiasmo y la honestidad generan estados de confianza que permiten responder igual, independientemente de las nacionalidades. El concepto de la comunicación descansa en la conversación, donde escuchar es tan importante como hablar. Y nos descubre a tratar a las personas como quieren ser tratadas.
La inteligencia física se fundamenta en el movimiento, el ejercicio físico, la nutrición y la recuperación. Son la materia prima sobre la que construir. Sólidos cimientos para una obra sin grietas innecesarias. Trabajar una buena actitud física requiere, por ejemplo: Que no nos llevemos el móvil a la cama; Que durmamos entre 7 u 8 horas; Que nos programemos una alarma para señalarnos la hora de ir a dormir; O que hagamos reuniones de pie para ir al asunto sin divagaciones.
Por último, la inteligencia espiritual, la más íntimamente ligada al liderazgo personal. Tenemos que tener un propósito, una dirección; Con unos valores, que nos regulan modos de actuar; Y con una visión compartida de hacia dónde vamos y de qué manera vemos el mundo.
Einstein decía que podemos decidir vivir en un mundo hostil o en un mundo de amistad. No cabe duda que ser mejor es mejor que la alternativa. Hay que darse cuenta que pensamos más en lo urgente que en lo importante. Y por último, para alcanzar sabiduría, hay que descargar.
Un liderazgo efectivo generará sabiduría, ya que podremos delegar con confianza.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.